Es fácil saber si un discurso es bueno: hace que pasen cosas
Provoca un cambio. Moviliza. Convence. Emociona. Motiva. Si no, no es un discurso, es pura retórica vacía.


📢 Desde la Grecia clásica hasta el ‘Yes we can’ de Obama, pasando por el ‘Sangre, sudor y lágrimas’ de Churchill y el ‘I have a dream’ de Martin Luther King. Los discursos a lo largo de la historia han conseguido movilizar ejércitos, cambiar voluntades y rediseñar paradigmas sociales y políticos.


🎬 Eso sin contar los discursos de ficción, como el de Charles Chaplin en El gran dictador o del Aragorn en El retorno del Rey, pasando por el de Braveheart, que también tienen un gran impacto en la cultura popular. Y, por tanto, en la comunicación de las marcas. Caso aparte merecen los de El ala oeste de la Casablanca, esos textos perfectos (y por eso irreales pero inspiradores) de Aaron Sorkin.


Churchill ya lo predijo

Todas las grandes marcas, incluyendo las marcas políticas, necesitan discursos que creen marcos mentales eficaces para sus objetivos. Pero en una época dominada por la inmediatez, por buscar el titular fácil y el clip para redes sociales, ya no hay grandes discursos. Solo verborrea. A veces escrita por un becario con ayuda de ChatGTP. Maravilloso el momento en que el presidente argentino Milei repitió palabra por palabra un discurso de, precisamente, El ala oeste de la Casablanca.

🤯 Tampoco es que antes los discursos fueran siempre memorables. “Es motivo de honda satisfacción”, etc. Pero los políticos todavía se atrevían a decir algo que mantuviera la atención, no lugares comunes y, sobre todo, pensaban dos veces lo que estaban "leyendo".


Ahora ya hace tiempo que los discursos más interesantes los suelen dar los emprendedores y los empresarios. Sus palabras son la punta de lanza de sus marcas y, además, aprovechan sus intervenciones públicas para incidir en la agenda social y/o económica.

Inspíranos para la batalla, Claude

El uso de la IA tampoco parece que vaya a alumbrar, de momento, la edad dorada de los discursos. Porque, como avisa Ferran Adrià, es una herramienta que solo sirve realmente desde el conocimiento.


🤖 Una IA puede resumirte los puntos esenciales de un documento-tocho y hasta darte un discurso elaborado desde la perspectiva ideológica que le pidas y según cómo la hayas entrenado.

Los críticos dirán que no tendrá emoción y seguramente será cierto. Pero aquí es donde entra el bagaje de sabiduría humana para llegar al corazón de otros seres humanos.


¿Cómo? Ponte una toga y lee a los clásicos.

La vigencia del pensamiento socrático sobre los discursos en la era digital

Las reflexiones de Sócrates sobre los discursos y la retórica mantienen una sorprendente actualidad. ¿Hablar de un filósofo de la Grecia clásica para reflexionar sobre los discursos de las marcas tiene sentido? Pues sí.

Busca y usa la verdad

Para Sócrates, el propósito esencial de cualquier discurso debía ser la búsqueda de la verdad, no la persuasión a cualquier precio. Esta distinción resulta crucial en nuestra era de la "posverdad" y la "posvergüenza". ¿Quieres ser real? Ve con la verdad por delante. O, por lo menos, usa mucha verdad.

El método dialógico y el pensamiento crítico

En contraposición a los monólogos y las cámaras de eco de las redes sociales, Sócrates proponía mantener un diálogo con quienes piensan diferente, buscar las contradicciones en nuestros argumentos y reconocer que no lo sabemos todo. Hay que estar dispuesto a someter nuestras ideas al escrutinio público y aceptar las críticas. Cuestionar cómo hacer las cosas para mejorarlas.

La responsabilidad del orador / emisor

Sócrates remarcaba la responsabilidad moral de quien pronuncia un discurso. Hay que buscar el beneficio de nuestra audiencia, no nuestro propio interés. Y siempre manteniendo una coherencia entre nuestras palabras y nuestras acciones.

La importancia de la definición precisa

La manipulación idiocrática nos está llevando incluso a que las palabras ya no significan lo que significaban siempre, los conceptos se distorsionan y manipulan. Por eso es muy importante recordar de lo que ya avisaba Sócrates: usemos las palabras adecuadas, precisas. No manipulemos el lenguaje y seamos lo más precisos posible en nuestra comunicación.

Chupito de cicuta

Todo está inventado. La manipulación. La mentira. La persuasión. Por eso la visión socrática sobre los discursos ofrece a las organizaciones un marco ético y metodológico en el que vale la pena mirarse. Verdad, precisión, responsabilidad, diálogo. Los pilares de una narrativa de marca que marque.


Vale, Sócrates acabó mal. Pero dos mil quinientos años después su marca perdura.

 

Es fácil saber si un discurso es bueno: hace que pasen cosas
Provoca un cambio. Moviliza. Convence. Emociona. Motiva. Si no, no es un discurso, es pura retórica vacía.


📢 Desde la Grecia clásica hasta el ‘Yes we can’ de Obama, pasando por el ‘Sangre, sudor y lágrimas’ de Churchill y el ‘I have a dream’ de Martin Luther King. Los discursos a lo largo de la historia han conseguido movilizar ejércitos, cambiar voluntades y rediseñar paradigmas sociales y políticos.


🎬 Eso sin contar los discursos de ficción, como el de Charles Chaplin en El gran dictador o del Aragorn en El retorno del Rey, pasando por el de Braveheart, que también tienen un gran impacto en la cultura popular. Y, por tanto, en la comunicación de las marcas. Caso aparte merecen los de El ala oeste de la Casablanca, esos textos perfectos (y por eso irreales pero inspiradores) de Aaron Sorkin.


Churchill ya lo predijo

Todas las grandes marcas, incluyendo las marcas políticas, necesitan discursos que creen marcos mentales eficaces para sus objetivos. Pero en una época dominada por la inmediatez, por buscar el titular fácil y el clip para redes sociales, ya no hay grandes discursos. Solo verborrea. A veces escrita por un becario con ayuda de ChatGTP. Maravilloso el momento en que el presidente argentino Milei repitió palabra por palabra un discurso de, precisamente, El ala oeste de la Casablanca.


🤯 Tampoco es que antes los discursos fueran siempre memorables. “Es motivo de honda satisfacción”, etc. Pero los políticos todavía se atrevían a decir algo que mantuviera la atención, no lugares comunes y, sobre todo, pensaban dos veces lo que estaban "leyendo".


Ahora ya hace tiempo que los discursos más interesantes los suelen dar los emprendedores y los empresarios. Sus palabras son la punta de lanza de sus marcas y, además, aprovechan sus intervenciones públicas para incidir en la agenda social y/o económica.


Inspíranos para la batalla, Claude

El uso de la IA tampoco parece que vaya a alumbrar, de momento, la edad dorada de los discursos. Porque, como avisa Ferran Adrià, es una herramienta que solo sirve realmente desde el conocimiento.


🤖 Una IA puede resumirte los puntos esenciales de un documento-tocho y hasta darte un discurso elaborado desde la perspectiva ideológica que le pidas y según cómo la hayas entrenado.

Los críticos dirán que no tendrá emoción y seguramente será cierto. Pero aquí es donde entra el bagaje de sabiduría humana para llegar al corazón de otros seres humanos.


¿Cómo? Ponte una toga y lee a los clásicos.


La vigencia del pensamiento socrático sobre los discursos en la era digital

Las reflexiones de Sócrates sobre los discursos y la retórica mantienen una sorprendente actualidad. ¿Hablar de un filósofo de la Grecia clásica para reflexionar sobre los discursos de las marcas tiene sentido? Pues sí.


Busca y usa la verdad

Para Sócrates, el propósito esencial de cualquier discurso debía ser la búsqueda de la verdad, no la persuasión a cualquier precio. Esta distinción resulta crucial en nuestra era de la "posverdad" y la "posvergüenza". ¿Quieres ser real? Ve con la verdad por delante. O, por lo menos, usa mucha verdad.


El método dialógico y el pensamiento crítico

En contraposición a los monólogos y las cámaras de eco de las redes sociales, Sócrates proponía mantener un diálogo con quienes piensan diferente, buscar las contradicciones en nuestros argumentos y reconocer que no lo sabemos todo. Hay que estar dispuesto a someter nuestras ideas al escrutinio público y aceptar las críticas. Cuestionar cómo hacer las cosas para mejorarlas.


La responsabilidad del orador / emisor

Sócrates remarcaba la responsabilidad moral de quien pronuncia un discurso. Hay que buscar el beneficio de nuestra audiencia, no nuestro propio interés. Y siempre manteniendo una coherencia entre nuestras palabras y nuestras acciones.


La importancia de la definición precisa

La manipulación idiocrática nos está llevando incluso a que las palabras ya no significan lo que significaban siempre, los conceptos se distorsionan y manipulan. Por eso es muy importante recordar de lo que ya avisaba Sócrates: usemos las palabras adecuadas, precisas. No manipulemos el lenguaje y seamos lo más precisos posible en nuestra comunicación.


Chupito de cicuta

Todo está inventado. La manipulación. La mentira. La persuasión. Por eso la visión socrática sobre los discursos ofrece a las organizaciones un marco ético y metodológico en el que vale la pena mirarse. Verdad, precisión, responsabilidad, diálogo. Los pilares de una narrativa de marca que marque.


Vale, Sócrates acabó mal. Pero dos mil quinientos años después su marca perdura.

 


Es fácil saber si un discurso es bueno: hace que pasen cosas
Provoca un cambio. Moviliza. Convence. Emociona. Motiva. Si no, no es un discurso, es pura retórica vacía.


📢 Desde la Grecia clásica hasta el ‘Yes we can’ de Obama, pasando por el ‘Sangre, sudor y lágrimas’ de Churchill y el ‘I have a dream’ de Martin Luther King. Los discursos a lo largo de la historia han conseguido movilizar ejércitos, cambiar voluntades y rediseñar paradigmas sociales y políticos.


🎬 Eso sin contar los discursos de ficción, como el de Charles Chaplin en El gran dictador o del Aragorn en El retorno del Rey, pasando por el de Braveheart, que también tienen un gran impacto en la cultura popular. Y, por tanto, en la comunicación de las marcas. Caso aparte merecen los de El ala oeste de la Casablanca, esos textos perfectos (y por eso irreales pero inspiradores) de Aaron Sorkin.


Churchill ya lo predijo

Todas las grandes marcas, incluyendo las marcas políticas, necesitan discursos que creen marcos mentales eficaces para sus objetivos. Pero en una época dominada por la inmediatez, por buscar el titular fácil y el clip para redes sociales, ya no hay grandes discursos. Solo verborrea. A veces escrita por un becario con ayuda de ChatGTP. Maravilloso el momento en que el presidente argentino Milei repitió palabra por palabra un discurso de, precisamente, El ala oeste de la Casablanca.


🤯 Tampoco es que antes los discursos fueran siempre memorables. “Es motivo de honda satisfacción”, etc. Pero los políticos todavía se atrevían a decir algo que mantuviera la atención, no lugares comunes y, sobre todo, pensaban dos veces lo que estaban "leyendo".


Ahora ya hace tiempo que los discursos más interesantes los suelen dar los emprendedores y los empresarios. Sus palabras son la punta de lanza de sus marcas y, además, aprovechan sus intervenciones públicas para incidir en la agenda social y/o económica.


Inspíranos para la batalla, Claude

El uso de la IA tampoco parece que vaya a alumbrar, de momento, la edad dorada de los discursos. Porque, como avisa Ferran Adrià, es una herramienta que solo sirve realmente desde el conocimiento.


🤖 Una IA puede resumirte los puntos esenciales de un documento-tocho y hasta darte un discurso elaborado desde la perspectiva ideológica que le pidas y según cómo la hayas entrenado.


Los críticos dirán que no tendrá emoción y seguramente será cierto. Pero aquí es donde entra el bagaje de sabiduría humana para llegar al corazón de otros seres humanos.


¿Cómo? Ponte una toga y lee a los clásicos.


La vigencia del pensamiento socrático sobre los discursos en la era digital

Las reflexiones de Sócrates sobre los discursos y la retórica mantienen una sorprendente actualidad. ¿Hablar de un filósofo de la Grecia clásica para reflexionar sobre los discursos de las marcas tiene sentido? Pues sí.


Busca y usa la verdad

Para Sócrates, el propósito esencial de cualquier discurso debía ser la búsqueda de la verdad, no la persuasión a cualquier precio. Esta distinción resulta crucial en nuestra era de la "posverdad" y la "posvergüenza". ¿Quieres ser real? Ve con la verdad por delante. O, por lo menos, usa mucha verdad.


El método dialógico y el pensamiento crítico

En contraposición a los monólogos y las cámaras de eco de las redes sociales, Sócrates proponía mantener un diálogo con quienes piensan diferente, buscar las contradicciones en nuestros argumentos y reconocer que no lo sabemos todo. Hay que estar dispuesto a someter nuestras ideas al escrutinio público y aceptar las críticas. Cuestionar cómo hacer las cosas para mejorarlas.


La responsabilidad del orador / emisor

Sócrates remarcaba la responsabilidad moral de quien pronuncia un discurso. Hay que buscar el beneficio de nuestra audiencia, no nuestro propio interés. Y siempre manteniendo una coherencia entre nuestras palabras y nuestras acciones.


La importancia de la definición precisa

La manipulación idiocrática nos está llevando incluso a que las palabras ya no significan lo que significaban siempre, los conceptos se distorsionan y manipulan. Por eso es muy importante recordar de lo que ya avisaba Sócrates: usemos las palabras adecuadas, precisas. No manipulemos el lenguaje y seamos lo más precisos posible en nuestra comunicación.


Chupito de cicuta

Todo está inventado. La manipulación. La mentira. La persuasión. Por eso la visión socrática sobre los discursos ofrece a las organizaciones un marco ético y metodológico en el que vale la pena mirarse. Verdad, precisión, responsabilidad, diálogo. Los pilares de una narrativa de marca que marque.


Vale, Sócrates acabó mal. Pero dos mil quinientos años después su marca perdura.

 

Luchemos
en las playas digitales